El Novelista francés Marcel Proust decía:
“El verdadero viaje del aprendizaje consiste no en buscar nuevos paisajes sino en mirar con nuevos ojos.”
Hoy estamos ante una oportunidad única de aprender a una escala como no pudieron hacerlo otras generaciones.
La sociedad que sufrió la Fiebre Amarilla en 1871 rápidamente registró que era muy importante tomar decisiones para evitar que ocurriera nuevamente semejante enfermedad.
A partir de esto el país generó grandes obras de infraestructuras importantes como la red de cloacas, la red de agua corriente y la centralización de la recolección de basura.
La pandemia del 2020 nuevamente nos reveló que somos vulnerables y cuando creíamos que nuestras empresas, comercios y emprendimientos tenían un futuro casi asegurado, en cuestión de días esa ilusión se derrumbó como un castillo de naipes.
Cientos de miles de proyectos y sueños dejaron de ser.
Como siempre, pero más rápido que nunca, el mundo avanza y no espera.
Y aunque la incertidumbre es la constante, existen algunas certezas que no podemos dejar de pensar:
1) Aprender del pasado es más una condición que una opción
2) La economía basada en el conocimiento no para de crecer, porque la humanidad crece y se desarrolla a niveles cada vez más extraordinarios a través de la ciencia, la tecnología y la comunicación.
3) La tecnología ya tiene un rol esencial en nuestras vidas y cada vez será mayor su influencia.
Por otro lado, el contexto local también genera incertidumbres, por lo cual, la porción que podemos dominar y controlar es solamente la propia.
La tecnología derribó miles de barreras, pero una de las más importantes fue la universalización para el acceso a oportunidades.
Hoy en día para crear valor no hace falta mudarse a una gran ciudad o vivir en un país desarrollado, lo vemos a diario en YouTube, Instagram y Spotify como cientos de jóvenes de diferentes países crean música y contenidos que en poco tiempo se hacen virales.
Cabe entonces algunas preguntas:
¿Cuántos Clientes en el País habrán quedado en el camino luego de la pandemia?
¿Había alguna manera de evitarlo?
¿Podría volver a pasar algo similar? quién lo sabe.
Lo que sí sabemos es que es posible aprender de esto y a partir de ahora ser previsores.
Por ejemplo en tiempos de “bonanza” es fundamental armar un Fondo de Reserva que permita enfrentar cualquier contingencia futura. Una “caja fuerte” financiera.
Ya existen diferentes herramientas que generan fondos de contingencia, reserva de capital y, coberturas para todo tipo para situaciones inesperadas, incluso con cobertura cambiaria para protegerse ante cualquier devaluación.
Y la oportunidad para el Contador es brindar a sus Clientes una consultoría y un asesoramiento integral que lo ayude a planificar, a potenciar y a “blindarse” financieramente ante las diferentes contingencias que vivirá el empresario, el comerciante o el emprendedor a lo largo de su carrera.
Ahí está la mejora en el asesoramiento dado históricamente, ahí es donde es posible evolucionar y agregar valor.
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