El otro día conversaba sobre los riesgos que como contadores debemos afrontar día a día, el de no asesorar correctamente a un cliente, de hacer mal algún cálculo, básicamente del riesgo siempre implícito de cometer errores en el ejercicio de una profesión que no nos da respiro.
Y uno trata de tomar todos los recaudos, lee, se actualiza, consulta y se pone delante de la PC dispuesto a trabajar, tratando de concentrarse en la tarea que tienes por delante y poniendo todas las energías para afrontar un nuevo día de trabajo.
Pero del otro lado te está esperando ella, maldita, siempre dispuesta a arruinar todos tus planes con tanta facilidad. ¿Tenías pensando terminar ese trabajito y tomarte la tarde? ¿Te tomaste unos días de vacaciones y pensabas terminar con las liquidaciones pendientes durante las primeras horas de la mañana?
Si la página de AFIP no quiere, no hay ganas, ni planes, ni esfuerzo que valga, tu posibilidad de trabajo se ve limitada por su buen o mal funcionamiento y esto no es nuevo, pero se fue agudizando en estos últimos días, la página esta más lenta que de costumbre, desaparecen ítems y extraños mensajes de error indescifrables no dejan de aparecer en la pantalla.
Hemos perdimos hace tiempo el derecho a ejercer nuestra profesión en condiciones dignas y lo peor de todo es que lo estamos naturalizando.