Cuando yo tenía 8 años mi papá compró su primera computadora, una Commodore 64 con casetera y pensó que estaba a la cabeza de las últimas tecnologías. Invirtió en su futuro profesional y cuando salieron las primeras disqueteras incluso desarrollo un pequeño sistemita de facturación.
Era un mundo lleno de nuevas posibilidades pero los avances tecnológicos empezaron a acelerarse y para 1994 la vieja Commodore 64 fue reemplazada por una computadora XT. Para comprarla tuvo que juntarse con otros 2 colegas, era una inversión importante pero era necesaria para mejorar los servicios que ofrecía el estudio.
Los cambios son una constante desde siempre, en esa época muchos colegas se negaron a aprender computación y poco a poco fueron quedándose afuera del mercado profesional.
¿Qué nos espera a los contadores para la próxima década?
En los próximos años las tecnologías digitales van a transformar nuestra realidad laboral y en muchos casos simplificarla. La digitalización, la automatización, el uso de inteligencia artificial y el cruzamiento y análisis de datos a gran escala impactarán directamente sobre muchas profesiones. Y la nuestra no quedará exenta.
Se estima que el 40% de las profesiones que existen hoy desaparecerán en las próximas 3 décadas entre ellas la del Contador Público, por lo menos en la forma que la conocemos hoy en día.
La inminente implementación del libro IVA Digital por parte de AFIP es solo la punta del iceberg, los cambios que producirá el progreso tecnológico modificarán poco a poco la forma en la que ejercemos la profesión y el tipo de tareas que desarrollamos. Y esto es inevitable, va a pasar y como todo lo desconocido genera miedo y rechazo.
Ante esta nueva realidad existen 2 caminos posibles, combatirla o aceptarla. Cada uno decidirá de qué lado de la vereda quiere pararse, la única posición que no es aceptable es querer ignorar los cambios que ya se están generando.
¿Cómo podemos prepararnos para un futuro profesional incierto?
Creo que el principal desafío en nuestro caso es la adaptación y con esto me refiero a reinventarnos profesionalmente, manteniendo los ojos y en especial la mente flexible ante los cambios que se avecinan. Y las nuevas necesidades que estos cambios tecnológicos generarán.
Pero para adaptarnos necesitamos desaprender, hacer el esfuerzo de revisar que estamos haciendo y porque lo hacemos. Lo importante es comenzar un examen honesto y profundo de lo que realmente puede transformarse en algo de mejor calidad o en un nuevo campo o área de ejercicio profesional.
Dar el salto cualitativo en la prestación de servicios, apoyándonos en estas nuevas tecnologías que comienzan a impactar en nuestro trabajo diario, es fundamental pero la decisión de saltar dependerá de cada uno.