¿Quién no fantaseó alguna vez, aunque sea por 5 minutos, con dejar todo e irse al carajo?
Nuestra profesión exige de nosotros cada vez más tiempo y dedicación y las horas destinadas a trabajar no alcanzan y no estoy diciendo nada nuevo, lo que sí me llama la atención es el tema cada vez más recurrente de pensar en abandonarla, en dedicarse a otra cosa y hasta en lamentarse en haber elegido esta carrera.
Y la verdad es, que no es culpa de la profesión, es culpa de quiénes la ejercemos día a día sin poner límites, mendigando prórrogas cuando legalmente las condiciones para que se exija el cumplimiento de los vencimientos no están dadas y sacrificando cada vez más horas de tiempo personal para tomar un nuevo cliente o un nuevo trabajo (estas son las culpas que yo arrastro y que seguramente algún otro colega comparta).
¿Alguna vez se pusieron a pensar que porcentaje de lo que son hoy ocupa ser contador? Es una idea que me da vuelta en la cabeza hace rato y creo que como mínimo el 70% de quién soy hoy desaparecería si dejase la profesión, quedaría un gran vacío dentro mío si ya no fuese contadora ¿triste?
Para nada, me considero una afortunada de poder ejercer esta profesión todos los días, de compartirla con tantos colegas que fui conociendo y que se convirtieron en amigos a lo largo de los años. Sin embargo, los que me conocen más de una vez me han escuchado decir que voy a dejarlo todo y hacerme hippie…
Creo que debemos ejercer la profesión mientras que el balance (y acá hay que incluir todo, no solo el factor monetario) siga siendo positivo. Cuando se convierte en una carga y nos damos cuenta que ya no queremos estar haciendo esto, es la primera señal de alerta que tenemos que escuchar y quizás parar por un minuto (aunque tengamos trabajo atrasado y vencimientos que nos corren) y ver como podemos seguir adelante sin que trabajar sea una tortura.
La profesión nos brinda múltiples herramientas para poder ejercerla de muchas formas y en muchos ámbitos diferentes, solo es cuestión de encontrar el que mejor nos queda a cada uno de nosotros y sino siempre podemos enfrentarnos al vacío y hacer lugar para nuevas oportunidades.