A fin de este mes se cumplen 18 años desde que me recibí de contadora, no fue el mejor año para recibirme, se estaba terminando el 2002 y las expectativas no eran las más alentadoras, pero con el título en la mano sentía que todo era posible.
Trabajé mientras estudiaba, ayudé a mi papá (que también es contador) con algunas tareas del estudio Tareas muy básicas y un estudio chiquito no estaban dentro de mis ambiciosos planes de recién recibida… Así que envié mi CV (por correo) a uno de los estudios más grandes del país, tuve mis entrevistas, rendí mis exámenes y al final recibí una carta informándome que no había quedado seleccionada.
Solo lo intenté una vez, de esa experiencia lo que me más me marco fue no poder responder con claridad a una simple pregunta ¿Dónde te ves dentro de 5 años?
Ese fue un punto de inflexión, decidimos en ese entonces hacer crecer el estudio familiar. Y al principio fue difícil, eran los años posteriores al fatídico 2002 y si un cliente llegaba al estudio era para darse de baja y cerrar el negocio. Pero eventualmente el estudio fue creciendo, hasta absorber absolutamente todo mi tiempo.
En ningún momento nos habíamos planteado objetivos y para cuando nos dimos cuenta estábamos sobrepasados. No teníamos un plan y necesitamos recibir un par de cachetazos de la vida para darnos cuenta de que había cosas que eran necesarias cambiar.
También me di cuenta que si contestaba ahora sobre ¿Dónde me veía dentro de 5 años? La respuesta no me gustaba para nada, proyectar ese estilo de vida de trabajar de lunes a lunes 11 horas por día no era algo que deseaba para mí futuro. Por lo menos ya sabía lo que no quería.
Tuvimos que tomar decisiones que no fueron fáciles y que quedarán para una próxima reflexión, pero para poder hacerlo, tuvimos que finalmente armar un plan de hacía donde queríamos ir.
Hubiese sido mucho más fácil empezar a trabajar con una guía. A mi me llevó mucho tiempo, pero creo que en algún momento tarde o temprano, todos deberíamos encarar el desarrollo de nuestra profesión con un plan y ponerlo por escrito para poder releerlo cada tanto, ver si estamos siendo fieles a esos objetivos y por supuesto tomar las decisiones en consecuencia.