A fines del año pasado, me encontré en una situación, totalmente atípica para mí, en poco menos de un mes me ofrecieron la posibilidad de participar en un nuevo proyecto, de formar parte de una empresa internacional muy prestigiosa y de dar clases en una asignatura que me encanta. Todas estas oportunidades juntas, me generaron un gran agotamiento mental, en vez de apreciarlas y alegrarme por ellas.
Hace ya varios años que tengo tres trabajos y muchas veces siento que soy un malabarista tratando de mantener en equilibrio esas ocupaciones con mi vida personal, no es fácil, especialmente porque la primer pelota que dejo caer al suelo, es el tiempo para mis cosas personales. Por lo que sumarle tres nuevas actividades hacía colapsar toda mi estructura.
Si ustedes son como yo, decirle que NO a una oportunidad laboral no suele ser fácil, así que a fines del año pasado le dije que SI a todo, con la ingenuidad de pensar que cada actividad solo me llevaría algunas horas a la semana y podría de alguna forma insertarlas en mi agenda diaria. Ilusa. Para no aburrirlos con la historia, esto no pasó y tuve que retirarme antes de poder empezar con una de las propuestas, mientras que la pandemia se hizo cargo de borrar del mapa la otra.
Sí continué con el proyecto, pero eso me obligó a ser mucho más consciente de lo escaso y valioso que es el tiempo y de la necesidad de organizar mí día a día, tratando de enfocarme en lo importante.
¿Cómo enfocarme en lo importante cuando el día a día te lleva puesto?
- Tener clara cuales son mis prioridades, no puedo enfocarme en algo si no tengo claro el ¿Para qué? Esas acciones o tareas que son importantes, porque me permiten llegar a una meta u objetivo y cuyos resultados quizás vea en un mediano plazo.
- Asignarles un valor a cada tarea, esto permite ver con bastante claridad que actividades tendrán un mayor impacto financiero y me permitirá darles un orden de prioridad a los pendientes.
- Poder distinguir con claridad lo que es urgente de lo que es importante. Los incendios hay que apagarlos, en eso no hay alternativa posible, pero a veces le destinamos demasiado tiempo a esas actividades y terminan consumiendo todo nuestro día.
- Desconectar por un par de horas, si voy a enfocarme en terminar una tarea, silenciar el celular y todo aquello que pueda distraerme.
- Motivación extra, recompensarme después de haber cumplido con alguno de mis objetivos es fundamental.
- Aprender a decir que no. Si tenemos claro que queremos, antes de decir que si a una nueva propuesta, deberíamos preguntarnos si esta nueva tarea me va a ayudar a cumplir con mis metas o me va a demandar una cantidad de tiempo que me va terminar dificultando logar mis objetivos.
¿Y a que viene esta reflexión a esta altura del año? Bueno, el viernes recibí una nueva propuesta, que para mí es un reconocimiento a mi trabajo y un honor pero pedí algunos días para responder, porque, claro es una propuesta que me entusiasma, pero necesite sopesarla teniendo en cuenta los puntos anteriores para poder dar una respuesta y quería compartirlo.
¿Ustedes que ponen en la balanza cuando les surgen nuevas oportunidades?
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